Preparar la tierra para sembrar. Final de verano y comienzos de otoño es época propicia de cultivar hortalizas como crucíferas (coles, brócoli y coliflor), lechugas, espinacas, acelgas, etc.
Antes de sembrar es aconsejable acondicionar el terreno, propiciando un ambiente adecuado para el desarrollo de la planta o semilla. A continuación os daremos algunos pasos para hacerlo de manera adecuada:
El primer paso es limpiar el terreno de malas hierbas para preparar la tierra para sembrar.
Las malas hierbas pueden competir por los recursos como el agua y los nutrientes con las plantas que sembremos impidiendo su correcto desarrollo, por ello es tan importante su eliminación.
Este proceso se recomienda hacerlo cuando el suelo este húmedo después de regar, ya que será más fácil de arrancar del suelo. Debemos de tener en cuenta que periódicamente habrá que repetir esta tarea ya que saldrán de forma continuada.
El segundo paso es labrar la tierra. Con una profundidad de 20 cm será suficiente, ahondado en la tierra y removiendo. Si el terreno está húmedo será más fácil de realizar.
Un terreno mas suelto y con mayor porosidad permite que el aire y agua penetren más fácilmente, a la vez que hace que las raíces profundicen más fácilmente en la tierra.
El intercambio de gases de la tierra con la atmosfera favorece a los microorganismos que producen y reciclan nutrientes de la tierra, que luego absorberán las plantas mediante sus raíces.
Por otra parte, en suelos compactos el agua tiene dificultad para infiltrarse y llegar a las raíces.
Después se deberá de nivelar el suelo de forma que quede homogéneo y de textura fina.
Por último, podemos enriquecer el suelo con materia orgánica como humus de lombriz o estiércol. Esto paso aportará nutrientes necesarios para que la planta desarrolle sus raíces y crezca adecuadamente.